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Ante todo, navarros.

Ahora le ha tocado a Navarra el ser el tablero de juego de las hordas del nacionalismo español. Cuando parecía que se habían agotado las jugadas en otras partes de España víctimas de la acusación de secesión y traición al Estado español, les ha faltado tiempo a la rancia derecha peninsular de reclamar una españolidad a ultranza de unos territorios de los cuales, si algo se puede decir que es falso de solemnidad es que sean de nadie.

Para comenzar, la “españolísima” Navarra de la cual estamos hablando, no es más que una parte de la Navarra original, de compleja historia, que se extiende a ambos lados de los Pirineos. Lo que en España se conoce como Navarra es en realidad la Alta Navarra, en contraposición de la Baja Navarra que en estos momentos pertenece a Francia. Eso seguro que usted no lo sabía. Lógico, estos datos son de poco interés y no tiene porqué saberlos, porque Navarra es más española que las castañuelas –dicen.

La Baja Navarra quedó aislada del resto cuando fue conquistada la Alta Navarra por Fernando el Católico y mantuvo su independencia en Francia hasta la Revolución Francesa a pesar de que el rey Enrique III de Navarra -el primero de los borbones curiosamente- accedió al trono francés en 1589. Más curioso resulta que los reyes franceses tenían el escudo navarro en su enseña y el título oficial de rey de Navarra hasta 1791 en que desapareció la monarquía y quedó definitivamente unida a Francia. España no empezó a utilizar las cadenas navarras en su escudo hasta el 1868 y la Alta Navarra acuñó moneda propia hasta 1841.

Vale la pena recordar también que en Navarra, un 12% (más de 60.000 personas) de la población son de habla vasca y que mantienen un estrecho vínculo de unión entre el resto de zonas de habla vasca, ya sean ultrapirenaicas como traspirenaicas. Mantienen una independencia fiscal respecto del resto de comunidades autónomas españolas, son los que menos gente aportan al ejército de todas ellas (0.15%) y donde más insumisos había antes de la profesionalización.

En fin, que ante una historia tan azarosa el quererse aprovechar del sentimiento navarro en beneficio propio ha sido un recurso típico de todos los reyes que han querido conquistarla desde el principio de la historia, y ahora siguen en su línea. Al igual que hicieron en su momento los reyes franceses, los castellanos o los aragoneses, ahora son los unionistas vascos o los nacionalistas españoles los que siguen en la brecha. La realidad sin embargo es otra muy diferente y cualquier utilización de su identidad no es más que una burda manipulación de su identidad para beneficiar juegos políticos en otras partes:

Navarra no es española, ni francesa, ni vasca, ni aragonesa, es, sencillamente, navarra.

Hay gente a la que le cuesta entenderlo.

Desde 1212, navarros hasta en el anís.

Comentarios

  1. El otro día pasé delante de un televisor encendido y oí a ZP decir algo coherente:
    "Navarra será lo que los navarros decidan" o algo así.
    En el panorama actual de este nuestro estado parece hasta genial que alguien pueda llegar a una conclusión de este calibre...
    Triste, ¿no?.

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  2. Te ha quedado muy bien el artículo, sobrao diría yo. Saludos. Los Navarros probablemente piensen así en su mayoria.

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